No me des todo lo que te pido; aveces yo solo pido
para ver hasta cuanto puedo obtener.
No me des siempre ordenes; si en vez de ordenes, a veces
me pidieras las cosas, yo lo haría mas rápido y con mas
gusto.
Cumple las promesas buenas o malas. Si me prometes un
premio, dámelo; pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente con mi hermano
o hermana. Si tu me haces ver como tonto o peor que los
demás, seré yo quien sufre.
No corrijas mis faltas delante de nadie, enseñame a mejorar
cuando estemos solos.
No me grites, te respeto menos cuando lo haces, y me
enseñas a gritar a mi también, y yo no quiero hacerlo.
Déjame valerme por mi mismo. Si tu haces todo por mi, yo
nunca aprenderé.
No digas mentiras frente a mi; no me pidas que las diga por
ti, aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir
avergonzado y pierdo la fe en tu palabra.
Cuando yo hago algo mal, no me exijas que te diga el
"porque" lo hice. A veces ni yo mismo lo se.
Cuando estés equivocado en algo, admitelo y crecerá la
opinión que yo tengo de ti, y me enseñaras a admitir mis
equivocaciones también.
Tratame con la misma amabilidad y cordialidad con que
tratas a tus amigos, ya que porque seamos familia eso no
quiere decir que no podamos ser amigos también.
No me digas que yo haga una cosa, si tu no la haces. Yo
aprenderé y haré siempre lo que tu hagas, aunque no lo
digas, pero nunca lo que tu digas y no hagas.
Enseñame con tu ejemplo a conocer y amar a Dios. De
nada vale si yo veo que todo lo que tu predicas es falso y
contrario a la religión.
Cuando te cuente un problema no lo minimices diciendo
que tu nunca reaccionaste así, que en tu tiempo era
diferente, trata de escuchar y comprender. Dime que me
quieres; me gusta oírtelo decir aunque tu no lo creas
necesario.
arcelia alejandra ramirez gonzalez
0 comentarios:
Publicar un comentario
dejame tu comentario y tu correo electronico un abrazo